Cuando un gobierno persigue y acosa a quienes expresan el descontento popular, cuando endurece la represión y criminaliza la protesta social –no olvidemos que se encuentra vigente la «Ley de Licencia para matar» (Ley 30151) y otros Decretos Supremos que buscan garantizar la impunidad de policías y militares al hacer uso de la fuerza–, eso quiere decir que entró en una etapa de desesperación. La crisis del sistema capitalista y su modelo neoliberal superó la capacidad de respuesta del actual gobierno y las clases dominantes, y ante el creciente descontento popular y cuando algunos sectores empiezan a cuestionar el actual modelo de crecimiento que sólo beneficia a unos pocos privilegiados y no a las grandes mayorías, ya no le interesa quedar ante la opinión pública y ante el mundo como un gobierno represor y violador de los derechos humanos. En consecuencia, creemos que hay que prepararse para una mayor criminalización de la protesta. Estamos avisados.
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