Los mercaderes folclóricos del Perú “moderno” venden con orgullo y algarabía las maravillas e inefables grandezas incas a propios y extraños, argumentado que son la herencia de “sus” milenarios ancestros. Pero, la industria del turismo en el Perú andino genera dólares para pocos y dolor y humillación para aborígenes quechuas, descendientes directos de arquitectos y constructores de las maravillas turísticas del Perú.
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