A pesar del morbo que avivan las acusaciones de que es objeto su vicepresidente segundo, Omar Chehade, por patrocinio ilegal, soborno, tráfico de influencias, falsedad genérica y otras infracciones, la verdadera noticia de estos días ha sido el mismísimo presidente Ollanta Humala, quien se convirtió en otro mandatario latinoamericano que conserva intacta su popularidad luego de transcurridos los primeros tres meses de su mandato, un período que se caracteriza por ser, o de luna de miel o literalmente abrasivo.
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